Las exportaciones de carbón en Canadá se dispararon a su nivel más alto en casi diez años, contradiciendo los esfuerzos del país por combatir el cambio climático. A pesar de liderar iniciativas globales contra el carbón, las exportaciones de este combustible aumentaron a 19.5 millones de toneladas el año pasado, un aumento del siete por ciento respecto al año anterior y casi el doble del volumen de exportación de 2015.

El gobierno prometió hace tres años detener todas las exportaciones de carbón térmico para 2030. Sin embargo, las exportaciones han aumentado casi un 20 por ciento desde entonces, con la mayoría proveniente de minas de carbón estadounidenses, especialmente en Wyoming y Montana, antes de pasar por puertos canadienses.

Fraser Thomson de Ecojustice destaca la necesidad de una intervención gubernamental inmediata para cumplir las promesas de poner fin tanto a las exportaciones de carbón doméstico como importado. El carbón, conocido por sus altas emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación del aire, socava los esfuerzos globales para abordar el cambio climático.

Aunque Canadá ha avanzado en la reducción del uso de carbón en el país, especialmente con el cierre de todas las centrales eléctricas de carbón en Ontario en 2014, el aumento de las exportaciones de carbón plantea un desafío significativo para los objetivos climáticos nacionales. El ministro de Medio Ambiente, Steven Guilbeault, ha insinuado planes para anunciar una estrategia para eliminar las exportaciones de carbón más adelante este año, pero la diputada del NDP, Laurel Collins, expresa frustración por la falta de acciones concretas.

La desconexión entre las políticas internas de Canadá y las acciones internacionales en cuanto a las exportaciones de carbón plantea dudas sobre su compromiso con la lucha contra el cambio climático. Con la demanda mundial de carbón potencialmente alcanzando su punto máximo en 2023, la urgencia de abordar este problema nunca ha sido más evidente.