En la lucha continua contra la contaminación plástica, las comunidades canadienses están implementando una variedad de estrategias, con algunos logrando éxito mientras otros enfrentan obstáculos.

En todo el país, los municipios están tomando medidas para reducir los plásticos de un solo uso, pero la efectividad de estas medidas varía. Montreal destaca con su prohibición integral de una amplia gama de plásticos de un solo uso, reportando una impresionante tasa de cumplimiento del 92% un año después de la implementación. Sin embargo, persisten desafíos en otras ciudades como Calgary y Vancouver.

Banff, Alberta, ha adoptado un enfoque proactivo, introduciendo políticas que van más allá de las prohibiciones. En julio pasado, implementaron una política de preguntar primero, asegurando que los artículos de un solo uso como pajillas y cubiertos se proporcionen solo a pedido. Además, han lanzado un programa piloto que permite a los turistas tomar prestadas tazas de metal reutilizables de forma gratuita, con el objetivo de reducir la alarmante cantidad de vasos de café de un solo uso desechados diariamente.

Sin embargo, no todas las iniciativas han tenido éxito. Calgary recientemente votó para derogar su ordenanza sobre artículos de un solo uso y tarifas de bolsas después de enfrentar una oposición pública significativa, mientras que Vancouver eliminó una tarifa de 25 centavos por vaso de un solo uso que resultó ineficaz.

Emily Robinson, investigadora de la Universidad de Guelph, enfatiza la necesidad de un enfoque colaborativo que involucre a empresas, gobiernos y el público. Sugiere que los sistemas de recompensa, como los descuentos para artículos reutilizables, pueden ser más efectivos que los sistemas de penalización. Además, destaca la importancia de apoyar los sistemas de reutilización a través de subvenciones para nuevas empresas.