Representantes de 176 países se reúnen esta semana en el centro de Ottawa para iniciar la cuarta ronda de intensas negociaciones encaminadas a elaborar un tratado mundial exhaustivo para combatir los residuos plásticos en las próximas dos décadas.

La urgencia del asunto se debe al crecimiento exponencial de la producción de plástico, que se ha disparado debido a su asequibilidad y durabilidad. Sin embargo, la presencia persistente de plástico en el medio ambiente ha suscitado una preocupación generalizada por su impacto perjudicial en la naturaleza y la salud humana.

El Ministro de Medio Ambiente de Canadá, Steven Guilbeault, está a la cabeza de esta iniciativa, cuyo papel fundamental en el inicio de las conversaciones subraya la urgente necesidad de una acción colectiva. Aunque aboga por una acción rápida para eliminar la contaminación por plásticos, Guilbeault se mantiene abierto al diálogo, absteniéndose de adoptar una postura definitiva sobre cuestiones polémicas como la limitación de la producción de plásticos.

Las negociaciones, observadas con atención por organizaciones medioambientales y sanitarias, se enfrentan a perspectivas divergentes. Mientras unos abogan por reducir la producción de plástico en su origen, otros, sobre todo representantes de las industrias química y del plástico, destacan los retos que plantean el coste y la viabilidad.

Karen Wirsig, de Environmental Defence, advierte de las terribles consecuencias de no controlar la producción de plástico y subraya la necesidad de tomar medidas audaces para evitar una crisis inminente. Las estadísticas de la Organización de Cooperación Económica revelan tendencias alarmantes, con una producción mundial de plástico y residuos en constante aumento a lo largo de los años.

Las propuestas para regular los tipos de productos más comunes en la naturaleza y abordar el uso de sustancias químicas peligrosas en la fabricación de plásticos son cruciales para los debates. La Dra. Lyndia Dernis, de la Asociación Canadiense de Médicos por el Medio Ambiente, subraya los riesgos para la salud asociados a los aditivos plásticos e insta a que se adopten normas estrictas.

A pesar de las opiniones divergentes, hay consenso sobre la necesidad de una transición hacia una economía circular, en la que los productos se diseñen para su reutilización y reciclado. Isabelle Des Chênes, de la Asociación de la Industria Química de Canadá, subraya la importancia de estandarizar los diseños de los productos para facilitar los esfuerzos de reciclaje.

En medio de los desafíos nacionales, incluida una reciente sentencia judicial sobre la clasificación de los plásticos como “tóxicos”, Canadá sigue comprometida con sus objetivos. Guilbeault asegura que las batallas legales en curso no obstaculizarán la participación del país en las negociaciones de tratados internacionales.

Mientras los delegados se reúnen en Ottawa, hay grandes expectativas de que se produzcan avances sustanciales hacia un marco de tratado cohesionado. Con los temas polémicos programados para deliberar durante el verano, todas las miradas están puestas en las discusiones finales previstas para otoño en Corea.

Es mucho lo que está en juego, ya que el mundo se enfrenta al imperativo urgente de abordar la creciente crisis de la contaminación por plásticos.