El primer ministro de Ontario, Doug Ford, se mantiene firme en su negativa a considerar propuestas encaminadas a endurecer la normativa sobre el alcohol, a pesar de la creciente preocupación suscitada por las autoridades sanitarias. En una reciente conferencia de prensa en Vaughan, Ontario, Ford reiteró la postura de su gobierno, haciendo hincapié en el compromiso de tratar a los ontarianos como adultos y rechazando cualquier idea de aumentar la edad legal para consumir alcohol o reducir el número de tiendas que lo venden.

Esta postura es una respuesta directa al informe anual publicado por el Dr. Kieran Moore, Médico Jefe de Sanidad de Ontario, en el que se destacaban las alarmantes estadísticas de muertes, hospitalizaciones y visitas a urgencias relacionadas con el alcohol. El informe del Dr. Moore recomendaba la adopción de una estrategia global en materia de alcohol para hacer frente a estos problemas, que incluyera el seguimiento del impacto de la edad mínima legal para el consumo de alcohol y la puesta en marcha de campañas de educación basadas en pruebas.

A pesar del urgente llamamiento a la acción de las autoridades sanitarias, el gobierno de Ontario, dirigido por el primer ministro Ford, se ha negado rotundamente a considerar ninguna de las recomendaciones del informe del Dr. Moore. La ministra de Sanidad, Sylvia Jones, se hizo eco de los sentimientos de Ford, subrayando la confianza del gobierno en que los ontarianos tomen decisiones responsables respecto al consumo de alcohol.

Sin embargo, esta negativa a actuar ha suscitado las críticas de expertos en salud y grupos de defensa. La Dra. Dominique Morisano, psicóloga clínica y profesora adjunta, destacó los beneficios potenciales de elevar la edad legal para el consumo de alcohol y reducir la densidad de puntos de venta al por menor. Organizaciones como el Centro de Adicciones y Salud Mental (CAMH) han advertido contra la expansión de las ventas de alcohol, citando pruebas que relacionan una mayor disponibilidad con mayores índices de daños relacionados con el alcohol.

A pesar de estas preocupaciones, el gobierno del primer ministro Ford se ha mantenido firme en su decisión de seguir adelante con los planes para ampliar las ventas de alcohol, lo que incluye permitir que las tiendas de conveniencia, incluidas las de las gasolineras, vendan una gama más amplia de bebidas alcohólicas. Esta medida ha sido criticada por expertos en salud y grupos de defensa de los consumidores, que sostienen que la comodidad no debe ir en detrimento de la salud pública.

Mientras Ontario se enfrenta a la compleja cuestión de la regulación del alcohol, sigue intensificándose el debate entre quienes abogan por medidas más estrictas para reducir los daños y quienes defienden las libertades personales y la comodidad del consumidor. El resultado de este debate marcará sin duda el futuro de la política del alcohol en la provincia.