El Papa Francisco ha generado fuertes críticas tras su declaración sobre izar la bandera blanca, provocando una indignación particular en Ucrania. La oposición internacional no se hizo esperar, con el embajador alemán ante la Santa Sede, Bernhard Kotsch, expresando un punto de vista divergente y la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, cuestionando la posición papal.

El canciller alemán, Olaf Scholz, también rechazó la declaración del Papa, subrayando que Ucrania tiene derecho a defenderse en el marco del derecho internacional. Esta postura fue respaldada por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien agradeció a los clérigos que apoyaron a las Fuerzas Armadas ucranianas.

La falta de un llamamiento directo del Papa a Putin ha sido criticada por diversos sectores, incluida Regina Elsner, teóloga católica y profesora de Estudios de la Iglesia Oriental en la Universidad de Münster. El Kremlin, por su parte, ha interpretado las palabras de Francisco como una petición de negociaciones, no como un llamado a la rendición de Ucrania.

Las críticas también han llegado desde líderes de Europa Central y Oriental, amenazados por la agresión rusa. El arzobispo Sviatoslav Shevchuk, líder de la Iglesia católica ucraniana, también rechazó los comentarios del Papa. La falta de un llamamiento papal directo a Putin y la aparente falta de comprensión de la naturaleza de la guerra han generado preocupaciones entre los críticos.

A pesar de la respuesta positiva del Kremlin a las palabras de Francisco, la diplomacia vaticana, que busca mediar y resolver la crisis, enfrentará las secuelas de esta declaración durante mucho tiempo.