La restauración de la histórica catedral de Notre-Dame está a punto de completarse, justo a tiempo para que el mundo fije su mirada en la capital francesa mientras acoge los Juegos Olímpicos de 2024. Cinco años después de un devastador incendio que destruyó el techo y amenazó con derrumbar toda la estructura, el monumento está listo para reabrir en diciembre de 2024.

El incendio de 2019 captó la atención mundial mientras destruía la aguja de la catedral y dañaba gravemente el edificio. El presidente francés Emmanuel Macron ve la restauración como un momento crucial para la nación y su administración, ya que busca elevar el espíritu del país y mejorar la aprobación de su gobierno.

“Este es un momento único en el siglo”, declaró Macron en su discurso de Año Nuevo. “Mientras acogemos los Juegos Olímpicos y reconstruimos Notre-Dame, celebramos la grandeza de estos eventos históricos”.

La causa exacta del incendio sigue siendo desconocida, pero las investigaciones sugieren que podría haber sido causado por un problema eléctrico o un cigarrillo mal apagado. Patrick Chauvet, el ex párroco principal de la catedral, recordó la urgencia del momento cuando un bombero le advirtió sobre el posible colapso de toda la estructura.

El daño requirió cinco años de extensos esfuerzos de estabilización y restauración. El andamiaje ha rodeado la catedral durante este período, pero la meticulosa reconstrucción está ahora casi completa. Quienes trabajan en el proyecto se enorgullecen de sus logros.

Emma Roux, una artesana que restauró las icónicas vidrieras, describió el trabajo como una “oportunidad única en la vida” y una tarea “realmente excepcional”. El proyecto de restauración, dirigido por Philippe Jost, ha permanecido dentro del presupuesto y en el plazo previsto. Jost confirmó que los esfuerzos han costado 550 millones de euros, financiados por donaciones significativas de destacados donantes, incluidos François-Henri Pinault y la familia Arnault.

Con 150 millones de euros adicionales disponibles, Jost señaló que cualquier fondo sobrante se destinará a abordar problemas preexistentes, como la mampostería exterior.

El progreso del proyecto es un testimonio de la dedicación y habilidad de todos los involucrados, y el renacimiento de Notre-Dame promete ser un símbolo de resiliencia y esperanza mientras París se prepara para los Juegos Olímpicos.